Los casas, como las personas, van cambiando con el tiempo.

Cambian nuestras necesidades, nuestra manera de plantearnos la vida, el número de miembros en la familia, nuestro estado de ánimo, las actividades que en ella realizamos e incluso nuestros gustos.

Hay piezas que un día heredamos y que aunque tienen un valor sentimental, ya no encajan en el estilo de vida o en las dimensiones de nuestra casa; otras que cuando las compramos eran perfectas pero ahora ya no encajan tanto…

Por eso nos encanta transformar piezas, para dar respuesta a ese continuo cambio en el que vivimos